De camino a la playa…por fin!

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El jueves por la noche por fin recibimos la buena noticia de que el dinero había llegado a Costa Rica y que nos daban el coche. Yabadabaduuuuu! Ya podíamos dejar atrás el ruido atronador de los camiones, coches y autobuses de Alajuela y marcharnos a disfrutar del silencio en la playita.

El dueño de la casita hacia donde nos dirigíamos en Guanacaste nos había mandado las coordenadas de GPS del alojamiento. Al ponerlas en google maps, nos salía algo extraño, como que la casa estaba en medio del bosque, sin ningún camino o carretera a la vista. En fin, nos dijimos. Ya lo resolveremos cuando lleguemos. Seguro que al final hay un caminito o algo.

Salimos de Alajuela alrededor de las 12 del mediodía, lo que en principio nos daba margen para llegar a la casa de día y buscar la casa. Al final, entre paradas para estirar las piernas, obras en la carretera y camiones container en carreteras de una vía, llegamos a Playa Negra (al sur de Tamarindo) cuando el sol ya estaba bajo. Y tal y como suele suceder en cuanto estás en medio de la nada, el GPS deja de funcionar…Mierda! El dueño de la casa nos había dado el teléfono del señor que cuida de la casa, así que decido llamar. Me sale el contestador. Mierda al cuadrado. Es casi de noche y estamos en medio de ninguna parte, con el coche cargado hasta las trancas y sin saber a dónde ir. Empezamos a entrar en pánico.

Y es en ese momento cuando el coche, que estaba subiendo una cuesta de 45º en una pista de tierra….se cala. Argggggggg!!! Intento ponerlo en marcha y nada, no funciona. Por supuesto, empiezo a pensar que nos han timado con el coche y que la batería no funciona porque no hace ni contacto…Sudor frío. Y de repente, un rugido desgarrador al lado de mi ventanilla. Y al fondo, muy al fondo, oigo a Frank decir algo. Me está diciendo algo importante, pero estoy en tal estado de pánico que no puedo oírle….algo sobre monos aulladores y el seguro de puesta en marcha del coche. Ah claro!, al intentar arrancar el coche de nuevo, no he puesto el imán de seguridad en el sitio correspondiente para desbloquear el sistema eléctrico del coche. Et voilà! El coche arranca. Pongo primera, el 4×4 y salimos de la dichosa cuesta mientras los monos aulladores continúan protestando porque les hemos molestado con el ruido del motor.

Al final de la cuesta hay una casa super lujosísima…con gente. Así que nos paramos para preguntar. Español? Inglés? Non, pas de tout! A Little english, me dice un señor morenísimo. Le preguntamos por la casa, y le suena a chino. Y mientras estamos enseñándole el mapa de google, nos llama el tipo que cuida de la que va a ser nuestra casita (el que no cogía el teléfono). Y nos da instrucciones “a la Tica”. Del bar La Tica, primera camino de tierra a la izquierda, a 75 metros coger el camino de la derecha y a 250 metros, estará nuestra casa a la izquierda. Portón de madera.

Mucho mejor que el GPS!. En dos patadas estamos enfrente de la casa y empiezo a respirar tranquila. Frank, que hasta este momento ha sido la viva imagen del autocontrol, me mira a los ojos y me dice, uf! pensé que teníamos que dormir en el coche.

Los últimos rayitos del sol ya han desaparecido en el horizonte y empieza a estar oscuro, pero ya hemos llegado. Y ha valido la pena! La casa es espectacular, muy amplia y cómoda y rodeada de naturaleza y lejos del tráfico. Por fín podemos disfrutar del silencio y empezar las vacaciones!


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