THE FLIP FLOP LIFE

El pasado viernes 3 de julio mandé a mi informe final sobre el impacto socioeconómico de las áreas marinas protegidas.

Con este simple gesto, un mero click de la tecla enter para mandar un email, se terminan los cuatro meses de voluntariado en Osa Conservation. Han sido cuatro meses de intenso trabajo, de aprendizaje y re-aprendizaje, de pasos adelante y muchos pasos atrás, de planes y cambios de planes.

Pero ha valido muchísimo la pena.

Lo volvería a hacer? Sí, con los ojos cerrados.

He aprendido muchísimo sobre la zona donde me encuentro, las vidas de los pescadores, las dificultades y conflictos de las comunidades aledañas a áreas protegidas, la importancia de las labores de conservación y sus fallos.

He aprendido cómo las ciencias sociales tienen muchísimo que aportar a la conservación y el desarrollo sostenible. Y también la poca importancia que se les da…con casi todas las plantillas de organizaciones de conservación formadas por biólogos, ecólogos o ingenieros medioambientales o forestales.

Quiero escribir sobre esta experiencia, sobre cómo me ha enriquecido. Pero ya habrá tiempo para eso. Hay que dejarlo reposar un poquito.

Y ahora mismo, la verdad, es que necesito descansar.

El último mes y medio del voluntariado ha sido una carrera contra-reloj. Más de 100 entrevistas. Visitas a 6 comunidades. Y el análisis y síntesis de todos los datos en un informe que se pueda digerir. Y que ojalá sirva para crear una área marina protegida. La mayor de Costa Rica.

Y estoy cansada. Tanto, que tras enviar el informe he dormido 14 horas de una sentada. O casi. Sólo interrumpidas por la insulina de Matilda.

De verdad no recuerdo cuando fué la última vez que dormí tanto..

…me habrá picado la mosca tse-tse?