Nuestra nueva casita en Puerto Viejo está pegadíta a otra casa que también está en alquiler. Nos habían avisado de que la casa iba a estar alquilada estos días y nos habíamos preparado para el típico grupo de gente joven que viene al caribe un par de días de fiesta.
A las 11 de la mañana aparcó un coche pequeñito enfrente de la casa y vimos salir del mismo a dos mujeres, digamos que más o menos de nuestra edad. Qué bién, pensamos, son sólo dos y de mediana edad. No harán mucha bulla.
Oh! Qué equivocados estábamos. A pesas de su apariencia inofensiva, se trataba de dos ejemplares magníficos de hominidus cotorrensis maximum (llamadas comunmente como loras), como no tardaríamos en comprobar.
Ya casi estábamos celebrando nuestra suerte cuando las dos loras, una vez reconocido el nidito, se acomodaron en sus palitos en el porche y, como dos buenas loras, empezaron a cotorrear.
Bueno, al menos no han puesto música, decimos….y justo en ese momento oímos un grito ensordecedor….. “Dance…. into de Fire” y Durán Durán empieza a sonar desde la cocina.
Para entrar en calor, las loras han puesto la música en el volúmen 12 de 10. Al menos – pienso yo- la música no está mal. Es lo que tiene que tengamos la misma edad. De Durán Durán, pasan a Elton John, Spandau Ballet, Aha, Mecano y alguna de Mikel Erentxun. Es decir, clásicos de hoy y de siempre.
La música, si bien para sordos, no tendría mayor problema si no fuese acompañada por el sonido incesante de las loras. Al elegir sus palitos en el porche, no han sido muy vivas y se han puesto en palitos separados y claro, con la música, no se oyen bien. Así que empiezan a subir el tono de la conversación varios decibelios.
- bla bla Bla Bla,
- qué? dice una lora.
- BLAAAA BLAAAA BLAAAAAAA BLAAAA, repite la otra lora, un poco más alto
- Qué?,
- BLAAAAAAAAA, le grita la otra
Hora de comer. Las dos loras siguen cotorreando sin parar. Frank y yo comemos fuera casi en silencio, para no tener que gritarnos por encima del cotorreo de la casa de al lado y el sonido de “The very Best the Alaska y Dinarama”.
Terroooor en el hipermercadoooo, horrooorrr en el ultramarinooooooosss….mi chica ha desaparecidooooooo y nadie sabe como ha sidoo noooooooooooo”….
Entre tostada y tostada oigo gritar a las loras que empiezan a tener un poco de hambre a pesar de haber comido frutita por el camino. Estoy por tirarles unas pipas por encima de la valla para ver si se entretienen comiendo un poco y me dan un respiro, pero me contengo.
A la 13, y como por arte de magia se callan brevemente. En el fondo, tenemos ahora el concierto completo de Carlos Vives. Decido aprovechar mi oportunidad y subo a la habitación para echar una cabezadita. Creo que una de las loras está haciendo un crucigrama porque la oigo gritar algo de palabra de 11 letras de pintura personal. AUTORETRATO, le grita la otra Lora. Y empiezan a discutir si no sería más fácil tener una palabra para cada cosa en lugar de palabras compuestas….un debate profundo a la par que interesantísimo que se alarga por una media hora. La tregua ha sido MUY breve y no hay trazas de que se vuelva a repetir. Así que me levanto de la cama y salgo al jardín.
Son las 15 horas, las loras siguen sin parar. La discusión ahora es si se debería hacer una distinción entre seres animados y seres vivos. Una de ellas argumenta que una planta es un ser vivo pero no animado porque no tiene alma (anima). La conversación está que arde porque casi van revisando una por una todas las especies de mamíferos y plantas discutiendo si deberían ser seres animados o vivos…Ve usted, pues un ratón es un ser animado, pero un ficus no. Es un ser vivo pero no animado. Ahora bién, si usted toma un mono, sería un ser …animado, responde la otra Lora. Claro! pero por ejemplo, una lechuga no….
16 horas, va de colágeno y cremas de la cara. Que si fulanita se pone una crema con colágeno. Que si menganita la podía usar antes pero no ahora. Al parecer a una de las loras le salen bolitas. La otra lora, para animar, le dice que si no se lo dice, no lo nota….Me pregunto porqué se preocupan tanto, si debajo de las plumas casi no se van a ver.
17 horas. Empezamos a notar que, allá en las copas de los árboles encima de la casa, se empiezan a congregar más y más loros. Creo que se ha corrido la voz de que hay unas loras nuevas en la jungla de una especie nueva y vienen a cotillear y quien sabe, entrar en contacto. Cómo se han enterado y cómo han pasado la voz, es un misterio.
Primero vemos unos 10, luego otros diez. El ruido empieza a crecer sustancialmente….llegado un momento el sonido de unos 50 loros encima de la casa es ensordecedor. Esto parece la versión tropical de los pájaros de Hitchcock.
Con la llegada de la bandada de loros, de repente empiezan a caer objetos. Plonc Plonc. Uno de los proyectiles no le cae en la cocorota a Frank por unos centímetros. Ya se lo que estáis penaando pero no, son coquitos o semillas que caen cono proyectiles.
-“Se está poniendo peligroso por aquí”, me dice Frank. Me voy dentro, añade.
Las loras, lejos de amedrentarse con el ruido de sus congéneres, suben todavía unos decibelios más la conversación. Y los otros ( los que están en las copas de los árboles), deciden que en vista del poco interés de las loras terrestres de establecer contacto, mejor irse a otro arbolito.
Puf! Pensamos Frank y yo. Qué alivio!
Son las 2030 y Frank y yo, ya cenaditos, nos disponemos a irnos a la cama. Las loras siguen dale que te pego cotorreando en el porche, a los mismos decibelios que cuando la bandada de loros estaba apostada encima de la casa. Intentamos dormir un par de veces, pero el cacareo nos despierta otra vez.
A las 23, Frank ya no puede más. Llevamos doce horas de cotorreo continuo. Se levanta de la cama y baja echando humo por las orejas, sale al jardín y les dice “Señoras, un poco de silencio por favor”.
No le oyen.
Así que pega un segundo grito. SEÑOOOOOOORAS! SILENCIO POR FAVOR!
Ahí, disculpe!, contestan.
Y por fin, apagan la radio, se suben a sus niditos y se empiezan a atusar laa plumas en preparación a dormir.
Ahi, miraaaa, se escucha el mar! Dice una de las loras antes de cerrar el ojo. Me encanta! Verás que es lo que MÁS me relaja!…
Grrrrrr
Más que misterioso, parece el inaudito caso de las loras que decoraban paz y silencio.
Me he partido de risa. Genial tu comedia narrativa.
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Llevaba dandole vueltas al título del post y me has dado el empujoncito que faltaba para cambiarlo. Graaaacias!
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Aquí las llamamos cotorras, que son peor!!!🤣🤣🤣
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