Escorpiones, tarántulas y otras criaturas de la noche

Además de las dos perritas, los monos aulladores y Manchita, la casa en la que nos alojamos tiene una amplia colección de fauna residente. Y no hablo de los pajarillos que hacen nuestras delicias durante el día, sino de otras criaturas de hábitos más nocturnos

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Greater white-lined bat – murciélagos dormitando durante el día bajo el techo del porche

 

Hace un par de noches, estábamos Frank y yo tumbados en la hamaca, disfrutando de una copita de vino tras la cena, cuando de repente vi a un escorpión trepando por uno de los postes blancos de la verja que rodea la finca. No era uno de los alacranes que campaban a sus anchas en Gredos, no. Era  un ejemplar de los que salen en National Geographic: negro, con unas pinzas y aguijón de impresión y de unos 15-20 centimetros.

Frank, que ya sabe que cuando veo un animalillo inusual me suelo quedar sin palabras, se limitó a seguir el tembloroso dedo con el que yo apuntaba a la criatura, con la suerte de que le dió tiempo a ver al individuo antes de que desapareciera por el otro lado del poste y en la negrura de la noche. Bueno, pensamos, al menos ya sabemos qué aspecto y tamaño tienen por aquí, al tiempo que nos prometíamos que de forma rutinaria íbamos a revisar la cama todas las noches y los zapatos antes de ponérnoslos.

Al día siguiente y más o menos a la misma hora y en las mismas circumstancias (acabábamos de cenar y estábamos sentados en el porche charlando) ví por el rabillo del ojo algo negro que se movía de forma rápida hacia la casa. Jolín, pensé, el dichoso escorpión que vuelve. Pero al girar la cabeza para ver qué era, descubrí con horror y fascinación (por partes iguales) que era una tarántula de las de verdad, con pelos y todo!!  Esta vez, si conseguí articular “tarantula” a Frank, aunque no hubiera hecho falta porque al ver mis ojos desobitados y blanca palidez, ya estaba mirando en mi misma dirección. Adjuntamos prueba gráfica para que nadie se piense que son los efectos del vinito…

 

Al día siguiente del avistamiento de la tarántula (que al final identificamos como Aphonopelma crinirufum) y cuando andábamos en nuestro paseo matutino por los caminos de tierra que rodean nuestra casita, veo que uno de los millones de palitos que hay en la carretera se levanta al pasar Frank por encima y abre la boca. Esta vez, alcanzo a gritar “Frank” y a balbucear “snake” (serpiente), mientras me alejo des-pa-ci-to del bichito.

Ese mismo día, hablando con el jardinero de nuestra casa de nuestros recientes encuentros, nos dijo, como si no fuera la cosa, que hay muchas culebras, alacranes y arañas por la finca. Y que de hecho tienen una preferencia especial por entrar dentro de la casa cuando hace mucho calor o cuando hace mucho viento. Añadió que los días de viento, las serpientes tienden a bajarse de los árboles y esconderse entre las hojas porque al parecer a las pobrecitas les molesta el vaivén de los árboles. Así que “ándense con cuidado”.

Hoy hace es un día caluroso y muy ventoso. Escribo estas líneas, dentro de la casa cerrada a cal y canto. Por si las moscas.

PD. Ningún animal ha sido dañado durante la producción de este blog.

 

 


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